CARMINA BURANA
Orquesta Sinfónica y Coro Universidad de Navarra, Coro Juvenil del Orfeón Pamplonés y Coro de Jóvenes de la Comunidad de Madrid

 Martes / 11 abr / 19:30 h
Madrid, Auditorio Nacional

  Domingo / 26 mar / 19:30 h
Pamplona, Teatro ACUNSA en el MUN

Cuatro formaciones jóvenes traen a escena una de las obras más conocidas e interpretadas del repertorio clásico, Carmina Burana. Una obra vital, enérgica, mágica y, sin duda, la más conocida de su autor, Carl Orff.

Este proyecto pone en colaboración a seis formaciones de jóvenes talentos bajo la dirección de Borja Quintas.

La Orquesta Sinfónica Universidad de Navarra, dirigida por Borja Quintas y el Coro Universidad de Navarra que dirige Ekhi Ocaña se unen en esta ocasión al Coro Juvenil del Orfeón Pamplonés dirigido por Juan Gaínza Berro y al Coro de Jóvenes de la Comunidad de Madrid, que dirige Ana Fernández-Vega. Junto a ellos, y en las piezas para voces infantiles, participarán la Escolanía del Orfeón Pamplonés en Pamplona y en Madrid, el Coro de Niños de la Comunidad de Madrid. En Pamplona la propuesta cuenta con la dirección escénica de Liuba Cid.

El proyecto, de gran exigencia técnica y musical pondrá en escena a 270 participantes en una producción de gran formato que viajará el 11 de abril al Auditorio Nacional en Madrid. 

Junto a ellos participan los solistas Estíbaliz Arroyo, soprano y Aitor Garitano, tenor -ambos propuestos por Musikene, Centro Superior de Música del País Vasco- y Alejandro von Büren - propuesto por la Escuela Superior de Canto de Madrid. 

La colaboración entre formaciones o actuar en grandes auditorios de la mano de profesionales son experiencias que permiten compartir no solo mejores prácticas y  técnicas vinculadas a la música y el canto, sino competencias y capacidades que van más allá de la música, como el trabajo en equipo entre otras, lo cual aporta grandes aprendizajes a los participantes. 

CARMINA BURANA

Para esta composición, Orff se basó en una colección de poemas medievales escritos en su mayoría en latín, alemán y francés, en los que se ensalza el placer por vivir, el interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, siempre con una mirada crítica y satírica hacia los estamentos sociales y eclesiásticos de la época.

Orff escribió esta cantata escénica en 1937, en un momento de su trayectoria en el que decidió dejar atrás el cromatismo a lo Schoenberg y Strauss, que había cultivado en sus obras de juventud, para dar rienda suelta a su obsesión por las melodías sencillas y los ritmos primitivos. Encontró el material idóneo en esta colección de poemas goliardos de los siglos XII y XIII. La partitura resultante se rinde por completo a la dimensión más visceral de la música, y cada movimiento se construye sobre la base de secciones que se repiten una y otra vez. Los coros y arias son también de gran efecto y teatralidad, ya que Orff no concibió la obra para ser interpretada en versión de concierto sino como un espectáculo total que llamaba Theatrum Mundi y en el que cada nota debía estar estrechamente ligada a la danza, los diseños visuales y la acción escénica.

 Imágenes del evento en Madrid

Un proyecto de...

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