Cartografías de la música continúa esta semana con ‘Brundibar’, una ópera familiar de Hans Krása interpretada por los pequeños cantores de la JORCAM

El coro de pequeños cantores de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid (JORCAM) llega al Museo Universidad de Navarra, dentro del programa Cartografías de la Música, este sábado, 12 de marzo, a las 19:30 horas, para interpretar la ópera familiar Brundibár, producida por la Fundación Juan March. La obra, compuesta en 1938 por el músico checo Hans Krása, no se estrenó hasta el invierno de 1942 en un orfanato judío de Praga. La dirección musical de esta pieza ha sido realizada por Ana González y la escénica es un trabajo de Tomás Muñoz. Los niños cantores estarán acompañados al piano por Karina Azizova. Las entradas cuestan 14 y 16 euros y hay un precio especial de 6 euros para los niños menores de 12 años

Brundibár, que en checo significa “el abejorro”, cuenta la hermosa historia de los hermanos Aninka y Pepicek, que necesitan comprar leche para su madre pero no tienen dinero, así que deciden imitar a Brundibar, el organillero. Él no está dispuesto a ayudarles, ni a dejarles un sitio en la plaza del pueblo, por lo que los hermanos recurren a la ayuda de un gorrión, un gato, un perro y el resto de los niños del pueblo para conseguir su propósito.

Como explica su director escénico, “es una obra muy interesante porque está compuesta antes de los campos de exterminio y la invasión nazi. Cuando Hans Krása compone esta obra está pensando simplemente en una fábula infantil. Los valores de solidaridad y enfrentarse a la tiranía, que funcionaban como una simple fábula, revelan todo su significado cuando se estrena en la Praga ocupada por los nazis y luego en el campo de concentración”.

En estos días en los que la reivindicación de la paz se vuelve esencial, con esta pieza volvemos la mirada hacia la historia para aprender de ella. El compositor fue deportado al campo de concentración de Terezin, una ciudad checa amurallada que en 1941 fue convertida en gueto judío por los nazis como lugar de tránsito hacia Auschwitz. Fue en el campo donde la reescribió, ya que no pudo llevarse la partitura, y donde volvió a estrenarse el 23 de septiembre de 1943, dentro del plan nacionalsocialista de convertir Terezin en elemento de propaganda. La ópera sirvió como herramienta pedagógica para inculcar valores a los jóvenes del campo consiguiendo burlar la censura del régimen.  La obra se representó 55 veces con ayuda de los niños del campo y fue un éxito extraordinario. En 1944, Hans Krása murió en Auschwitz.

El programa se completa con un prólogo musical de Viktor Ullmann, Ilse Weber y Karel Švenk, compositores checos que compusieron en Terezin y fueron asesinados por los nazis.